Nikolái y Pável Dúrov son los hermanos rusos que fundaron Telegram, una aplicación de mensajería popular conocida por su enfoque en la privacidad y seguridad de los usuarios.
La creación de Telegram: un mensaje en la niebla
En octubre de 2013, dos hermanos rusos, Nikolái y Pável Dúrov, lanzaron una aplicación de mensajería llamada Telegram, que pronto se hiciera conocida por su enfoque en la privacidad y seguridad de los usuarios.
Nikolái y Pável Dúrov se negaron a colaborar con el gobierno ruso, que había pedido que les proporcionaran información sobre sus usuarios y permitieran que los agentes gubernamentales accedieran a los datos de los clientes. En su lugar, se enfocaron en crear una aplicación segura y privada, con encriptación end-to-end y características de privacidad avanzadas.
La disputa con el Kremlin: la batalla por la privacidad
En 2013, lanzaron Telegram en Rusia para desafiar la censura y la vigilancia estatal que había aumentado en poder y sofisticación bajo el gobierno del presidente Vladímir Putin.
Prohibición en Rusia: la reacción del gobierno
Las autoridades rusas respondieron con medidas de represalia, incluyendo la prohibición de la aplicación en Rusia. En 2018, la agencia rusa de supervisión, Roskomnadzor, ordenó a los proveedores de internet suspendar el acceso a Telegram en el país. Además, se congelaron los activos de Nikolái y Pável Dúrov en cuentas bancarias rusas. Sin embargo, estos actos no detuvieron la popularidad de Telegram en Rusia, y la aplicación siguió funcionando en la mayoría de los dispositivos, utilizando servidores en el extranjero.
Consecuencias de la prohibición: ¿qué sucedió después?
Después de la prohibición de Telegram en Rusia, los hermanos Dúrov enfrentaron consecuencias financieras y personales. La cuenta bancaria rusa de Nikolái Dúrov fue congelada, lo que afectó severamente su capacidad para financiar su vida cotidiana. Pável Dúrov también enfrentó dificultades financieras, ya que su cuenta bancaria en Suiza había sido embargada por supuestamente tener “activos ilícitos”. A pesar de estas dificultades, los hermanos Dúrov continuaron trabajando incansablemente para mejorar y expandir Telegram.
La lucha por la libertad de expresión en línea
En su momento, la aplicación atrajo la atención del Kremlin, que había reprimido la oposición y se había vuelto cada vez más autoritario. Nikolái y Pável Dúrov se negaron a colaborar con el gobierno ruso, que había pedido que les proporcionaran información sobre sus usuarios y permitieran que los agentes gubernamentales accedieran a los datos de los clientes.
La vigilancia estatal y la censura en Rusia
Bajo el gobierno del presidente Vladímir Putin, el poder del Estado ruso ha aumentado significativamente. Esto se ha visto reflejado en la creciente vigilancia estatal y censura en el país. El Kremlin ha utilizado las nuevas tecnologías para implementar programas de vigilancia a escala masiva, incluyendo la utilización de robots de inteligencia artificial para monitorizar las actividades de los ciudadanos en línea.
La aplicación de medidas de control sobre la información y la comunicación ha sido una de las formas en que el Estado ha ejercido su influencia. Esto ha llevado a la censura de contenido Web y la suplencia de noticias que se consideran “controvertidas” o “peligrosas” para el régimen. Las autoridades rusas han utilizado la legislación para bloquear sitios web y aplicaciones que no se ajustan a sus standards de contenido.
Los hermanos Dúrov: un legado de rebelión y resistencia
Los hermanos Dúrov se enfocaron en crear una aplicación segura y privada, con encriptación end-to-end y características de privacidad avanzadas. La aplicación rápidamente ganó popularidad en Rusia y en todo el mundo, convirtiéndose en un símbolo de resistencia contra la censura y la vigilancia estatal.
Para resumir
Sinopsis: Los hermanos Nikolái y Pável Dúrov han demostrado que el poder del conocimiento y la unión pueden superar la amenaza del control gubernamental. Su legado como fundadores de Telegram es un testigo vivo de la importancia de la privacidad y la libertad de expresión en una era digital.